TEODORA MEDINA, UNA HEROÍNA EN SENGUÍO (Michoacán)
(Artículo Publicado en el Diario Cambio. Lo Reproducimos tal cual)
Senguio, Michoacán.- El primero de septiembre de 1947, el pueblo de Senguio, armado con palos, piedras y armas blancas se levantó contra inspectores y militares que los acompañaban.
El rifle sanitario ya se había llevado a su cumplimiento en algunos otros lugares de la República, y en esta región de Michoacán era uno de sus objetivos principales: había que iniciar en Senguio ya que el ganado abundaba en esta zona y muchos de buena raza, describe Alberto Hernández, de la Orden de Frailes Menores (OFM). En su relato, una conversación que entabla con Anita Rodríguez Ponce, en enero de 2003, cuando ella contaba con 89 años de edad, el párroco reproduce los pormenores de aquel turbio día en el que María Teodora del Carmen Medina Esquivel, mejor conocida como Teodora Medina de Guijosa, tomó la determinación de proteger el patrimonio de sus hijos, la fuente de su alimentación.
Llegaron los soldados y el veterinario al pueblo de Senguio ( ) en Carindapaz ya habían sido advertidos que no entraran al pueblo pues la gente estaba muy alborotada pero no hicieron caso, se dirigieron a la plaza para convencer a la gente de la peste. Entonces Teodora Medina de Guijosa, con una sonrisa en los labios, no malévola, sino de simpatía con bondad en acción, envuelta en su rebozo como todas las mujeres campesinas, se acercó al veterinario para saludarlo, nadie sospechó de ella; en un ademán vertiginoso, Teodora sacó un cuchillo que llevaba escondido y lo clavó al veterinario en las costillas del lado izquierdo ( ), quien cayó al suelo sin vida. Así se acabó trágicamente el artificio inventado por un gobierno sin corazón y sin amor a su pueblo, pero la tragedia siguió en las consecuencias de la valentía de esta mujer senguiense a lo largo del viacrucis que recorrió.
En tanto que Alfonso Taracena comentó en La vida en México bajo Miguel Alemán que las agresiones contra las comisiones eran algo común, pero aquella ocasión tomó la batuta una hembra de pelo en pecho, de extracción popular y raza mestiza armada de un garrote. Arremetió contra el veterinario encargado de la ejecución de las reses; los campesinos del lugar se acercaron lanzando vivas a los soldados pero enterrando sus puñales en sus cuerpos. El linchamiento se extendió por el poblado, cuyas simpatías por el sinarquismo eran evidentes.
Al respecto, la Agencia Sinarquista de Información (ASI) a través de su portal de Internet, presenta el trabajo de Raúl Gómez Espinoza, Trozos de historia sinarquista: la fiebre aftosa, en el que se argumenta: En Senguio, Michoacán, donde los campesinos para defender sus animales atacaron a una brigada antiaftosa matando varios veterinarios, estadounidenses y mexicanos, incluso a algunos miembros del Ejército. Fueron unos mil campesinos los que atacaron violentamente a los que iban a matar el ganado infectado. El jefe de la Zona Militar de Michoacán, Cristóbal Guzmán Cárdenas, y el gobernador Mendoza Pardo, culparon a los sinarquistas, en especial por ser los que insistían en lo inconveniente del uso del rifle sanitario. No tuvieron empacho en señalar que el ataque sangriento era una prueba de la labor de resistencia que la Unión Nacional Sinarquista desarrollaba en el sector campesino contra las medidas que el gobierno tomaba contra la fiebre aftosa.
Hecho histórico múltiplemente registrado que derivó en el cerco y aprehensión de una mujer fornida, fuerte y firme de carácter, según el relato de la finada Anita Rodríguez: Senguio fue sitiado por las tropas militares y destinado a ser borrado del mapa de México, pero gracias a la intervención del general Lázaro Cárdenas del Río ello no ocurrió; no obstante, Teodora fue apresada en el paraje conocido como El Chamaringo, frente a sus cuatro hijos, para después ser conducida a Taximaroa hoy Ciudad Hidalgo-, y posteriormente a Valladolid -Morelia-, donde permaneció por tres días sin alimento, siendo ultrajada por los soldados. De ahí la trasladaron a las Islas Marías, donde duró ocho años de condena. La valentía de esta mujer que retó al gobierno federal al impedir la matanza de sus animales, sustento para sus hijos, fue considerado todo un acto de patriotismo, por lo que la familia Cárdenas del Río promovió su liberación, asignando como defensor al diputado David Franco Rodríguez; tras recuperar su libertad y en precarias condiciones de salud, Teodora regresó a su pueblo natal con su familia, pero sólo vivió nueve años más, y un 26 de noviembre murió como resultado de una extraña enfermedad adquirida en prisión.
Más de seis décadas de orgullo senguiense Fue sepultada en el Panteón Municipal, donde a la fecha se conservan sus restos: Al poco tiempo del deceso fue proclamada como heroína nacional por el generalísimo Lázaro Cárdenas. La proclama se realizó el primero de septiembre de 1969, un año antes de la muerte de él, según comenta Alberto Hernández.
En honor a Teodora Medina se dedicó la alameda que se localiza a un costado del Palacio Municipal, donde también se instaló un monumento colocando en su centro un busto de ella. Bajo esta efigie se puede observar una placa que a la letra dice: Homenaje al valor y patriotismo de la mujer mexicana, Senguio, Michoacán, 1969; asimismo, dos placas más, la primera para celebrar el L Aniversario de la acción de Teodora Medina Guijosa, heroína de los acontecimientos de la fiebre aftosa, y la segunda por la rehabilitación de la Alameda Lázaro Cárdenas. Desde entonces y hasta la fecha, el pueblo de Senguio conmemora cada año tal acontecimiento; en su obra, Síntesis histórica del municipio de Senguio, Michoacán, el catedrático de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Ramón Alonso Pérez Escutia, subraya: Teodora Medina encabezó a los agraristas-sinarquistas que arrebataron la vida al veterinario Augusto Juárez Medina, al capitán Julián P. Gómez Macías y el pelotón de soldados federales a su mando. Primero considerada como criminal y posteriormente reivindicada como heroína por el general Lázaro Cárdenas por haberse atrevido a defender con las armas la economía nacional. Durante el LXVII Aniversario de la lucha y aprehensión Teodora Medina, el Ayuntamiento de Senguio, a través de la Dirección de Cultura y Deporte, organizó en la Alameda Lázaro Cárdenas el acto conmemorativo al que asistieron más de 400 personas entre funcionarios, alumnos de educación básica y media superior, familiares de la homenajeada y de otros que participaron en el altercado del primero de septiembre de 1947.
El alcalde Mateo Coria recordó la gesta heroica de una mujer senguiense que tomó la batuta y se reveló contra el gobierno de Miguel Alemán; dijo que es importante agradecer a quienes sacrificaron sus vidas en aras de la defensa de sus ideales, creencias y, en este caso en particular, del patrimonio familiar y, ¿por qué no?, nacional. Externó que Teodora Medina es un ejemplo de la fortaleza de las mujeres que día a día luchan por ofrecer a sus hijos un mejor futuro, un modelo de la sociedad senguiense que traspasó las fronteras y se convirtió en un icono de lucha y convicción. Tras concluir el mensaje y acompañado por el síndico y secretario municipales, además de regidores, colocó una ofrenda floral en el monumento erigido en honor de Teodora Medina, para posteriormente encabezar la cabalgata anual que se organiza para homenajear la lucha de la mujer senguiense, acto del que participaron más de 120 jinetes. La cerrazón del gobierno, tardías acciones de inocuidad Es de mencionar que en 1946 se desarrolló y probó en Suiza una vacuna antiaftosa con resultados del 100 por ciento de efectividad en doce millones de animales europeos. Estados Unidos tenía conocimiento de ello, pero impuso en México el sacrificio masivo e indiscriminado del ganado como única salida para erradicar la fiebre aftosa; según se menciona en el libro El tiro de gracia al campo queretano, Miguel Alemán se vio obligado a acatar la orden, aun cuando existía la posibilidad de curar al ganado mexicano con el referido medicamento: Justo cuando el descontento del campesinado mexicano por el sacrificio de sus animales estaba a punto de derivar en un levantamiento armado, luego de los acontecimientos de Senguio. Finalmente, fue hasta el 29 de diciembre de 1948 cuando la Cámara de Senadores aprobó que México se incorporara a la Oficina Internacional de Epizootias, dos años después de que aftosa azotara a la mitad de las entidades federativas del país.
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