Desde la Revolución Francesa, allá en 1789 y posteriores, suceden tres hechos que cambian el mundo:
- Se enaltece la "Diosa Razón" y se prende fuego a lo Trascendente
- Se apuesta todo al Estado - Nación como único Ente capaz de mediar entre la Persona y el Destino Colectivo.
- Se pone el Altar al individuo vs la Persona.
Todo lo anterior, fué acompañado de una banda de guerra, y papelitos de colores. "Viva la Libertad" decían los revolucionarios, mientras aplastaban las quejas de los haitianos y demás colonias con sangre, pólvora y demagogia.
"Viva la Igualdad" gritaba el pregonero enciclopedista, "con las tripas del último cardenal, y la cabeza del último rey" ¡vendrá la paz y la igualdad! auguraba el sospechosamente sombrío predicador de la "República de los Iguales"... mientras la guillotina bebía sangre de todas las facciones revolucionarias, jacobinas y girondinas, reaccionarias, monarquistas o simplemente porque la envidia por el Poder era mucha.
De esa época, surgen un par de Mitos Modernos aparentemente excluyentes:
El Derecho Humano esencial es Individual
El Derecho Humano esencial es Colectivo
Y es que tiene truco: El Individuo es un número. La masa dividida.
La Persona, es lo que un Ser representa en el Mundo. Su aporte, su huella y su palabra.
El Individuo y la Masa del Colectivismo, son esencialmente, la pérdida de lo Sagrado en los Seres Humanos, pensantes y sintientes.
No aportan nada al Mundo.
Son un número que necesita un Ente Superior que intermedie para controlar sus relaciones.
El Individuo con Poder Económico, se decanta por el Liberalismo, la Libertad de poder controlar la Economía.
El Individuo con Poder Político, arma una burocracia que le permita controlar, a través del Estado, a la Masa entera.
Una historia oriental, relata el cuento de un hombre del desierto, que al llegar al Oasis, tras comer con hambre de días, los dátiles de una vieja palmera, se apura en sembrar las semillas. A lo cual, un acompañante le pregunta porqué lo hace... "Alguien, hace años, sembró y cuidó la Palmera y el Oasis, ese fué su regalo para mí. Yo hago lo mismo: Transmito el Don que me fue obsequiado".
En el mundo posterior a la Revolución Liberal, con su Democracia Capitalista y su Totalitarismo Marxista, el individuo ha perdido ese sentido del deber, del heroísmo, de la gratitud con sus Ancestros y de la gratuidad de su esfuerzo por el Bien Común.
Lo que tenemos, son bosques incendiados por idiotas que ven inocuo dejar prendida una fogata en la seca hojarasca, o la contaminación de ríos y mares.
El Mundo Moderno, ésta ruina de civilización, de repente aparece una estrella adolescente regañando al auditorio por no pedir una insurrección ecologista.
Pocos captan la trampa.
De nuevo, aparentar que se hace algo, buscar la aceptación con la lagrimita fácil. "Mírenme, soy eco - lover", "Vean, soy tolerante"!
Pero en el fondo, es la misma "Libertad" e "Igualdad" de la Revolución iluminista, profundamente miope, sin trascendencia.
Hay que volver a lo Sagrado. Sagrada es la vida, Sagrada es la Tierra, Sagrada es la Palabra y Sagrada es el alma.
Y es que Lo Sagrado, es lo valioso, imprescindiblemente valioso.
Lo que se mantiene cuando todo lo demás se ha perdido. Lo que nos rebasa, nos trasciende.