(La Vuelta de Quetzalcóatl)
Cada Cultura Madre, refleja la Mitología y el Relato del Héroe. En Grecia: Hércules, en los Celtas: Mannan o Artús, en Roma: Castor y Pólux, en Sumeria: Gilgamesh. Leónidas en Esparta… En el Anáhuac Ancestral: Quetzalcóatl.
El Mito de Quetzalcóatl nos presenta al Hombre Común, que se enfrenta a un Destino de conflicto, que logra destacar, es Soberano, es demasiado confiado y su propia naturaleza de instintos le nubla el conocimiento y pierde todo. Se enfrenta a la Derrota. Es exiliado y su nombre, queda como el de un Grande, que habrá de volver.
Pero en su Relato, evoluciona. Aprende.
La humillación, la derrota, no le encuentran como una víctima que dobla la rodilla y baja la cara. Lo purifica. Lo confronta consigo mismo. Se encuentra. Ve su propio rostro.
Y acepta el exilio, pero como un Acto de Desafío, ya que se va, pero para terminar su proceso de sanación, de convertirse no sólo en un Hombre Común – Hombre Sabio… Anuncia su Retorno como el Héroe, el Rey, el Semi – Dios que reconstruirá al Anahuac.
Pero hay que explicar algo: Creen algunos nacionalistas, que un Relato Heroico es válido si supera a otros. Y creen, que la Nación y el Pueblo, son conceptos de la Legislación Liberal. Y asumen sus definiciones y miopes argumentos. Y creen que ser "Nacional", es gritar improperios contra otros países ( que también pasan por sus propias crisis y conflictos).
Una Nación no es definida por una frontera artificial o por resultado de un acuerdo político. El Pueblo, tampoco es un Ente estático, como si los hombres y las mujeres de las Tribus Celtas o de la Roma Imperial o del Anáhuac Ancestral, estuvieran ahí agazapados aguardando su reaparición.
La Historia es un Ciclo, compuesto por una infinidad de Ciclos Locales más pequeños. Lo que fué, correspondió a su momento, su esfuerzo, sus posibilidades, sus vicios y sus virtudes.
Cada Clan, cada tribu, cada pueblo, hizo lo que le correspondió en su momento. Y si cayó vencido, derrotado, lo que toca es aprender. Incluso, se puede decir, que se merecía la derrota. ¿Porqué? Porque los Pueblos también cometen errores y un error colectivo, se paga colectivamente, aunque no nos agrade. Pero no hay que vernos como víctimas perpetuas. Sino como discípulos del Gran Espíritu, el que nos enseña. La Historia.
Esa es la Enseñanza del Héroe. Quetzalcóatl, Arturo, Herakles, y cada Héroe de Cada Cultura Tradicional, es lo que expone.
El Retorno, es la vuelta del Ciclo, el haber aprendido lo que había que aprender. Ver el Propio Rostro.
¿Qué nos toca a nosotros?
1.- Entender que no es necesario inventar fantasías sobre supuestas ( o reales) superioridades. Lo necesario, es conocer las Virtudes, los Códigos Eticos, los logros y la Historia. Lo superfluo, es pretender interpretar la Realidad ACTUAL como si estuviéramos estancados en el 1521. Como si la Caída de Tenochtitlán fuera lo único. Hay mucho más que conocer y aprender.
2.- Los Pueblos se forjan con la Voluntad y la Conciencia. El Pueblo no se crea por decreto. Se crea por el trabajo. Por la Visión de lo que se puede hacer con la Unidad y el Espíritu. Gengis Khan formó al Pueblo Mongol a partir de decenas de tribus en guerras constantes. Mediante, acuerdos, pactos, códigos, una Voluntad de Imperio, una Idea común, un mismo espíritu. Lo mismo Eneas, lo mismo cada Héroe fundador. ¿Cómo forma Quetzalcóatl al Pueblo Mexicano? La enseñanza ahí está: Mirando el Propio Rostro.
3.- El Símbolo, es poderoso. Pero mucho cuidado, porque el folclore y el arte, no son el Espíritu (aunque en parte lo expresan). Es decir: Danzas, Cantos, alimentos, Arquitectura, sea de origen indígena, africana o hispánica (en México), son parte del folclore, pero el entusiasta puede perder el tiempo tratando de confrontar una u otra raíz, como si tuviera sentido confrontar.
Lo que se ha de buscar, para forjar un Pueblo, es justo lo que menciona la Profecía de Quetzalcóatl: En la medida en que podamos descubrir la verdadera esencia, el espíritu compartido en cada raíz cultural, en esa medida, asumiremos el Poder de cada una.
Cada Cultura posee una Herencia de Combate, Caída, Alianzas y Renacimiento. La madurez está en aprenderlo y purificarse.
Por ello, como Vasconcelos lo percibiera en su momento: Somos una Raza nueva. Un Pueblo nuevo, pues, usando nuestra palabra.
Y el Espíritu, el de la Tradición Ancestral, está latente. Nos liga a la Europa Antigua, a la Africa milenaria, y por supuesto, al Anáhuac legendario.
4.- El Pueblo, reconociendo su "embriaguez", su "falta de pudor", sus vicios y cobardías, puede recuperarse. Los sacrificios humanos, la violencia, la guerra sin sacralidad (es decir, sin honor), el "pulque" ofrecido por los "magos negros" (¿se entiende lo que sucede con las drogas actuales y los narcotraficantes? ), la desnudez... Todo ello, es un poderoso espejo donde los Hombres y Mujeres del México actual podemos vernos.
Y el Espejo transparente nos recuerda lo que sigue después del sacrificio el exilio: El Retorno. La Vuelta Heroica.
5.- En el ejemplo de Quetzalcóatl, late un mensaje mucho más poderoso enfocado hacia los Hombres, por su carga de virilidad iniciática. Es decir: las Virtudes del Deber, el Honor, la Defensa del Hogar y la Tierra, la Justicia, el Orgullo, la Filosofía y el Conocimiento, la Espada y la Militancia. En resumen: La Voluntad.
Y es que los pueblos que reconocen sus debilidades, son los que también son capaces de aprender y despertar. En éstos Pueblos, el espíritu de Honor y Milicia, para defender a su Comunidad, les hace resurgir, con Héroes, Heroínas y un Nuevo Ciclo de Dignidad y despertar. Esta es la base, la raíz de una Nación Recuperada. Con Identidad Propia.
Los Pueblos que se ven a sí mismos con pena, con desprecio, con indolencia.... Solo desaparecerán.