El Espíritu es indefinible.
No porque sea abstracto sino precisamente por ser evidente, pero inasible. Así como un hombre rudimentario no podría explicar la técnica que hace volar al avión, a pesar que existe y aun teniendo el mismo tipo de cerebro que el ingeniero.
El Espíritu es inasible por inabarcable para el Hombre y la Mujer Modernos que pretenden controlar y consumir, guiados por el apetito de lo sensible.
Si no se puede tocar, comprar, medir o controlar, entonces le huirá, dirá el Humano moderno que es una pérdida de tiempo y se quedará en la superficie.
¿ Pero tendrá sentido definir el Espíritu y la Espiritualidad?
Nos guiaremos por grandes místicos: El Espíritu es el motor de la vitalidad. Es lo que nos hace crecer, construir, admirar, aprender, es la fuerza y la sabiduría.
Por lo tanto, estamos definiendo la Voluntad y la Conciencia.
Pero no se queda aquí: El Espíritu Humano nos acerca, nos congrega. Somos una especie que se inter - relaciona.
Creamos vínculos con nosotros mismos, pues poseemos Memoria e Imaginación. (Pasado y Futuro).
Creamos vínculos con el Otro. Sea por lazos de afectividad, sea de reproducción, sea de colaboración. Eso nos lleva a la relación Mujer - Hombre, Persona - Comunidad, Padres - Hijos....
Creamos vínculos con la Naturaleza: Somos capaces de admirar la belleza, de incidir en la flora, fauna, fenómenos y mundo en que habitamos.
Creamos vínculos con Lo Sagrado, Lo Trascendente. Palpamos una existencia más allá de la satisfacción de los sentidos. Somos seres optimistas, que seguimos construyendo, explorando, buscando, a pesar de nosotros mismos. Buscamos porque palpamos mundos más allá de lo visible, tangible y medible.
Todos esos vínculos, esas relaciones, van cargadas de nuestra experiencia. Creadora o depredadora, reflexiva o impulsiva, llena de esperanza o saturada de rencor.
La Realidad significa un desafío para Lo Humano.
Sin embargo, por ser tan íntima la experiencia, se vuelve infinitamente diversa. Según cada Persona, según cada Comunidad, cada Clan, Tribu o colectivo.
Es así como surgen la multiplicidad de experiencias de lo religioso. Interpretar, desde la experiencia cultural, los mismos fenómenos que los humanos de cualquier otro sitio: nacimiento, enfermedad, muerte, colaboración, pensamiento, misterio, creatividad,desolación, miedo, alegría, etc....
Y así, cada segmento de nuestra existencia se vuelve un Arquetipo, un Signo, Símbolo significante de la Vida....
Los Arquetipos Femeninos, como La Maternidad, con el símbolo de la Madre amamantando al Hijo, o la Sanadora que limpia las heridas del Guerrero o el Cazador.... Porque los Arquetipos Masculinos apuntan a la experiencia cotidiana también: El Proveedor, el Guardián - Guerrero, el Sacerdote o el Rey.
Dependiendo de las circunstancias de cada grupo humano, los Arquetipos podían derivar: Hay Culturas predominantemente Femeninas, donde la Mujer Guerrera, Reina, Sanadora, podía ser la Soberana. Otras, donde no.
Dependería de la etapa de evolución del colectivo, del medio ambiente, de la historia propia.
Es así, como la Religión aparece, construyendo un entorno que explique ése desarrollo.
Así, habrá Dioses y Diosas que fundan Pueblos. Que señalan la prosperidad y la forma de crear, organizarse, colaborar y proteger su legado.
A veces, con más equidad, sensibilidad, respeto y conciencia. A veces...no.
Pero así es como surge la relación entre la Espiritualidad, la Religión y la Civilización.
Siendo la Civilización el escenario construido a partir de una experiencia de espiritualidad.
¿ Pero no estamos acaso en el triunfo del Estado Laico, la Civilización incluso atea, como fue en las Repúblicas Jacobinas liberales del Siglo XIX o los Totalitarismos marxistas del Siglo XX como la URSS, China y otros modelos que prescinden de todo sentido espiritual y religioso por decreto?
Así es.
El Liberalismo con su modelo económico basado en la Avaricia y el socialismo marxista, basado en el Absolutismo de la Burocracia, como Arquetipos que pretenden sustituir a los Antiguos Arquetipos que daban sentido a la Vida Colectiva e incluso personal.
Su pretendido ateísmo, no elimina su intención de suprimir el Espíritu Humano. Más bien, construye nuevas interpretaciones:
¿ Quién puede dar prosperidad a los Pueblos? Según el Capitalismo: La Mano Invisible del Mercado. Su Comunidad se trueca en competencia que en el mejor de los casos, adopta reglas. El Medio Ambiente puede ser controlado y tasado para apropiarse de lo que se pueda.
Según el socialismo marxista: El Estado es el Supremo Sacerdote. El Partido / el Caudillo, es el Fundador Místico de una colectividad convocada a la salvación del mundo. Cada aspecto de la vida personal o comunitaria, debe ser aprobada.
Ambas explicaciones del mundo, reclaman sacrificios: Para la Producción de la Riqueza, para la instauración del Nuevo Estado. Sin dudar, apelan a la violencia incluso, en nombre de sus propósitos.
El Espíritu Humano, entonces, es convocado a abandonar la Tradición y la relación con los Ancestros y las raíces, para gestar nuevos Arquetipos.
Aquí, es donde nos podríamos cuestionar, si realmente ha valido la pena romper de tajo con la Raíz Ancestral que dieron forma y fondo a los Pueblos y a la Humanidad.
¿ Ha sido la Espiritualidad o la Religiosidad la causante de dictaduras y conflictos? ¿ O ha sido una pésima interpretación o simulación de la Espiritualidad y el Hecho Religioso?
El Estado Laico, por ejemplo, no es una novedad. En las Culturas Tradicionales (según la definición de Mircea Eliade), el Rey o la Reina, tendrían sus deberes regulados por el respeto a una Misión Sagrada. Pero la Misión, no era otra sino la custodia, protección y bienestar de la Tribu o Clan que le encomendara la Soberanía.
Culturas hubo, donde el Soberano juraba su cargo ante una espada afilada o una lanza, y su juramento, era potenciado por la amenaza de cumplir o ser eliminado.
La Democracia actual, contrario a ello, ha gestado regímenes donde el "Rey" puede perdurar aún siendo corrupto y decadente, sólo por tener palabra fácil y capacidad de manipular.
El Sinarquismo nace como un Movimiento que aspira a sanar la relación del Ser Humano, consigo mismo, con el Otro / Otra (Comunidad), con la Naturaleza y con Lo Trascendente.
Aspira, en consecuencia, a construir una Civilización donde sea posible realizar tales propósitos.
¿Significa que pretende inundar las calles de peregrinaciones y hacer del calendario oficial de una posible república sinárquica, una agenda de fiestas patronales?
Definitivamente no. La Espiritualidad es el impulso vital, la conciencia y la voluntad de cada Persona y ampliada en su dimensión comunitaria. El Hecho Religioso, puede aportar elementos que nutran la Espiritualidad. Pero no le corresponde a la República ésto.
¿ Qué le corresponde entonces?
Gestar el Conocimiento, a través del impulso a la filosofía, el debate,la reflexión. La sanación de la relación de lo Humano en todas sus relaciones, a través de la Ciencia con Sentido Comunitario, el impulso de la Trascendencia a través del Arte, la Vida Sana por el deporte, el amor a la montaña, el bosque, la construcción de una civilización capaz de trascender.
CONCLUSIÓN
Por lo mismo, el #Sinarquismo no pretende ni tendría porque hacerlo, constituir una ruta espiritual. Sino un Movimiento Colectivo donde sus militantes posean una Espiritualidad profunda, comunitaria, crítica, dinámica, coherente, reflexiva.
El #Sinarquismo gesta así, un espacio de encuentro crítico pero solidario.
Espacio imposible de hallar en los círculos liberales dominados por la avaricia, la competencia individualista y el consumismo. Tampoco en las trincheras de los nuevos totalitarismos, que aspiran a crear burocracias sin apertura a la crítica, a hacer sociedades incapaces de tener memoria ancestral, solidaridad y búsqueda de la Trascendencia. Pues a los Caudillos Totalitarios no les place la libertad del Espíritu.
El Sinarquismo, es pues, un Espacio de conciencia, conocimiento, impulso civilizatorio...
Texto de Hildegarda de Bingen.
"El texto, del que tan sólo transcribiré unas pocas frases, subraya el concepto del Ser Supremo como Amor, Vida y Causalidad divina creadora, Sabiduría ordenadora del mundo, un orden en el que el hombre es el centro y el ápice inclusivo de la creación:
“[…] II. Y esta imagen decía: Yo soy la energía suprema e ígnea, Quien ha encendido cada chispa viviente, y nada exhalé que fuera mortal, sino que Yo decido su existencia. Con Mis alas superiores, esto es con la sabiduría, y circunvolando el círculo que se mueve orbitalmente [esto es, la tierra], lo ordené con rectitud. Pero también Yo, la vida ígnea del ser divino, me enciendo sobre la belleza de los campos, resplandezco en las aguas y ardo en el sol, la luna y las estrellas; y con un soplo de aire, al modo de una invisible vida que sustenta al conjunto, despierto todas las cosas a la vida. Y así Yo, la energía ígnea, me oculto en estas cosas, y ellas arden por Mí, como la respiración continua mueve al hombre y como la voluble llama está en el fuego. Todas estas cosas viven en su esencia y no mueren, porque Yo soy la vida. También soy la racionalidad, que tiene en sí el aliento de la Palabra que resuena, por la que toda criatura fue hecha. Y la insuflé en todas las cosas de manera que ninguna de ellas fuera mortal en su género, porque Yo soy la vida. Y en verdad soy la vida íntegra, que no ha sido esculpida en piedra ni brotó frondosa de las ramas ni radica en la potencia [generativa] humana: antes bien, todo lo que vive tiene sus raíces en Mí. Pues la racionalidad es la raíz, en ella florece la Palabra que resuena. Por eso, siendo Dios racional, ¿cómo podría ser que no obrase, cuando toda su obra florece a través del hombre, a quien hizo a Su imagen y semejanza, y a todas las criaturas –según su medida– significó en el hombre? Pues desde toda la eternidad fue Voluntad de Dios hacer Su obra, esto es, el hombre; y cuando la acabó, le dio todas las criaturas para que trabajara con ellas, como el mismo Dios lo había hecho con él. […] Porque Me enciendo sobre la belleza de los campos, esto es la tierra, de cuya materia Dios hizo al hombre; y resplandezco en las aguas, como el alma, porque así como el agua se esparce a través de toda la tierra, así el alma recorre todo el cuerpo. También ardo en el sol y en la luna, que son figura de la racionalidad (mientras que las estrellas son las innumerables palabras de la racionalidad). Y con un soplo de aire, al modo de una invisible vida que sustenta al conjunto, despierto todas las cosas a la vida: porque por el aire y el viento subsisten los vivientes –que crecen y maduran–, que han sido apartados de la nada por el solo hecho de existir. […]”